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Es fundamental cumplir lo que prometemos 

Hay un proverbio hebreo que dice: “Promete poco y haz mucho”.

Este proverbio se refiere a nuestra tendencia humana de hacer exactamente lo contrario: a menudo prometemos más de lo que podemos hacer en realidad. La mayoría de nosotros tiene buenas intenciones y prometer más de lo que podemos cumplir es un resultado de nuestro optimismo y nuestras ganas de ayudar. Sin embargo, se ha vuelto muy común en nuestra cultura ya sea prometer de más o romper nuestras promesas.

Observamos cómo líderes comunitarios, políticos y celebridades (entre otros) dejan sin cumplir su palabra de forma tan regular que parece inusual cuando sí cumplen con sus promesas. Aún así, mantener un juramento no es algo que deba halagarse; es simplemente lo que deberíamos hacer como seres considerados. Pocos se atreverán a contradecir lo anterior. 

Así que ¿Qué podemos hacer para ayudarnos a ser más conscientes y honestos para convertirnos en las personas que aspiramos ser?

Considera la idea de que mantener una promesa no es sólo cuestión de integridad moral; cumplir nuestra palabra es bueno para nosotros y para el bienestar colectivo. En resumen, esto hace que el mundo sea un lugar mejor. La noción de que debemos cumplir nuestras promesas es la base de una sociedad más justa y que funciona mejor. Además nos ayuda conocer que al ser una persona cumplidora todos creen en ti, pues a la gente les es muy positivo rodearse de quienes pueden confiar, pues la falta de compromiso en lo que hemos prometido es finalmente y quizas sutilmente una forma de traición. 

Cuando muchas palabras vacías pasan entre nosotros, en algún punto comenzamos a responder con apatía, no sólo ante los compromisos que otros rompen, sino también a aquellos que nosotros hacemos, como si no tuviera mayor importancia.

Los kabbalistas enseñan que cuando hacemos una promesa, ya sea para nosotros mismos o para otra persona, recibimos toda la energía positiva que necesitamos para alcanzar esa meta. 

Es imposibre conocer lo significativo de ser coherentes con lo que nos comprometemos, pues si no llevamos a cabo lo que prometemos, la energía se estanca y esto puede ser nocivo para nosotros y para otras personas.

Todos quisiéramos pensar que somos amigos leales, compañeros afectuosos y ciudadanos ejemplares. Puede que parezca que no cumplir una promesa sea algo diminuto. Pensamos: En realidad no es necesario. O: Probablemente no lo recuerdan… No es gran cosa… No hará mucha diferencia de todos modos. No obstante, un compromiso sin cumplir hace que el siguiente se sienta menos importante, y así sucesivamente hasta que nos convertimos en el tipo de persona en la cual no se puede confiar. 

Mantener la confianza de otros es un hilo muy fragil y sensible, por ello es de cuidado que ser sincero a todo momento, pues en el momento que no lo seamos eso dejara una huella de duda de los demás hacia ti y realmente se vive muy incomodo cuando alguien no confia y se siente comodo de tenerte cerca. 

Hasta pensamos que nadie nos va a descubrir y gastamos esfuerzos en pasar desapersividos, pero debemos comprender que segun nos enseña la Kabbalah hay una fuerza que nos rige, que hace que todo se ordene en la justa medida. En Hebreo a esto le llamamos  “midá kenegued midá”, “medida por medida”.

Cuando las personas que nos rodean nos ven romper nuestras promesas, aprenden que no vale la pena confiar en nosotros y que pueden esperar que no cumplamos con lo que prometemos. Esto no sólo nos separa de otras personas, también nos desconecta de la Luz del Creador. Pues cuando somos valientes y llevamos el cumplimiento de nuestra palabra se siente como si la Luz estuviera a nuestro alrededor y dentro de nosoros en todo moemnto. 

Cada uno de nosotros ha sentido la decepción de una promesa rota. Sin embargo, muy pocos de nosotros puede decir que hemos cumplido siempre con nuestra palabra. Antes de realizar un compromiso, pregúntate: ¿Por qué haces la promesa en primer lugar? ¿Es para obtener algo a cambio? ¿O se debe sólo a las buenas intenciones?

Cuando la respuesta es la última opción, intenta sorprender a alguien con un acto de bondad en lugar de prometerle algo que quizá no puedas cumplir.

 

Hay una gran sabiduría kabbalística en el proverbio hebreo: “Promete poco y haz mucho”, que hemos mencionado.

Si te das cuenta de que has dejado de cumplir con tus compromisos, proponte sólo hacer promesas que sabes que puedes cumplir. Mejor aún, limita tus promesas para comenzar y enfócate más en las acciones positivas. Luego permanece diligente en cumplir con lo que prometes. Cambios pequeños y positivos pueden hacer mucho para acercarnos al Creador y conectarnos con la Luz.

Es solo cosa de una decisión para empezar a vivir tu vida diferente: Conocer el Manual de la Vida:

Kabbalah

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